En el mundo, unas 2200 millones de personas tienen deficiencia visual o ceguera, de las cuales al menos mil millones poseen una carencia visual que podría haberse evitado o que aún no ha sido tratada.
Desde Marzo de 2020, estamos con los ojos pegados a una pantalla. Y si antes del Covid 19, pasábamos más de 7 horas por día delante de las pantallas y habíamos dejado de relacionarnos directamente con los demás para hacerlo de manera virtual, esto aumentó con la pandemia.
Los efectos de estos equipos se pueden dividir en tres: los que acontecen en las lágrimas y superficie ocular, los producidos por la luz emitida y los que repercuten en los lentes propios de los ojos.