El frío y el calor tienen diferentes aplicaciones para los ojos. La hipotermia, o baja temperatura, se usa en oftalmología para proteger el tejido ocular y reducir la inflamación.
Se utiliza en los bancos de ojos para preservar el tejido corneal y los globos oculares, así como en el tratamiento de enfermedades oftálmicas como la conjuntivitis alérgica, la isquemia retiniana y la hipoxia retiniana.
Las técnicas de frío también se utilizan en cirugías oftálmicas, como la cirugía refractiva de la córnea, la vitrectomía y la crioterapia con cuerpos ciliares para tratar el glaucoma terminal.
Por otro lado, el calor también se usa en el tratamiento de diversas afecciones oculares, aunque adaptarlo a la oculoterapia ha sido difícil.
La terapia de calor se ha empleado históricamente y todavía se usa hoy en día, pero encontrar un método simple y efectivo ha sido un desafío.